El Big Ben
La Torre del Reloj que Conquistó el Mundo
El Big Ben se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de Londres y del Reino Unido. Esta icónica torre del reloj, que se alza majestuosa junto al Palacio de Westminster, ha sido testigo de innumerables momentos históricos desde su construcción en el siglo XIX. Su silueta inconfundible y su característico sonido han trascendido fronteras, convirtiéndose en un emblema de la tradición, la puntualidad y la elegancia británicas. Sin embargo, detrás de esta imagen perfecta y casi mitificada, se esconden aspectos y detalles que raramente se mencionan en las guías turísticas o en los libros de historia convencionales.
El Nacimiento de un Símbolo Nacional
El origen del Big Ben está estrechamente ligado a un suceso trágico: el incendio que destruyó gran parte del Palacio de Westminster en 1834. Este desastre propició la necesidad de reconstruir la sede del Parlamento británico, proyecto que fue encargado al arquitecto Charles Barry, quien presentó un diseño en estilo neogótico. Sin embargo, fue Augustus Pugin quien diseñó la torre del reloj que posteriormente albergaría la famosa campana.
¿Sabías que Augustus Pugin, el verdadero cerebro detrás del diseño de la torre, murió completamente loco a los 40 años? La historia oficial suele atribuir todo el mérito a Charles Barry, pero fue Pugin quien diseñó todos los detalles góticos de la torre mientras luchaba contra problemas mentales severos. Curiosamente, el estilo neogótico que tanto define al Big Ben fue el último grito creativo de un hombre que se estaba hundiendo en la locura. ¡Vamos, que si miramos fijamente la torre, quizás podamos ver algo de ese genio atormentado en cada ornamento!
La construcción de la torre comenzó en 1845 y se completó en 1859. Con sus 96 metros de altura, la torre del reloj se convirtió rápidamente en un referente arquitectónico de la ciudad de Londres. El nombre “Big Ben” se refiere originalmente solo a la campana principal que se encuentra en el interior de la torre, y no a la estructura completa como comúnmente se cree.
La Gran Campana y su Sonido Inconfundible
La campana principal, que es la que realmente se llama Big Ben, pesa aproximadamente 13,7 toneladas y fue instalada en la torre en 1858. El nombre “Big Ben” podría derivar de Sir Benjamin Hall, comisionado de obras durante su instalación, o del boxeador Benjamin Caunt, conocido por su gran tamaño.
Lo que la historia oficial no te cuenta es que la primera campana del Big Ben fue un auténtico fiasco. Se agrietó durante las pruebas antes incluso de ser instalada en la torre. ¡Imagina el bochorno! Los británicos, famosos por su puntualidad y precisión, comenzaron con una campana defectuosa que ni siquiera llegó a dar la hora una sola vez. Y para rematar, cuando finalmente instalaron la segunda campana (la actual), se agrietó de nuevo a los pocos meses. En lugar de reemplazarla, simplemente giraron la campana para que el martillo golpeara en otro punto y cruzaron los dedos esperando que aguantara. Es como si el símbolo de la fiabilidad británica estuviera construido sobre una improvisación bastante chapucera.
El distintivo sonido del Big Ben ha resonado en Londres durante más de 160 años, marcando cada hora con una precisión casi perfecta. Este sonido se ha convertido en parte integral de la identidad sonora de la ciudad y es reconocido internacionalmente, siendo utilizado por la BBC como señal de tiempo desde 1923.
La Arquitectura de una Torre Emblemática
La torre del reloj es un extraordinario ejemplo de arquitectura neogótica victoriana. Su estructura está compuesta por una base de ladrillos recubiertos de piedra caliza de color arena proveniente de Yorkshire, y cuenta con detalles ornamentales elaborados en piedra de Anston.
En cada una de las cuatro caras de la torre se ubica un reloj monumental de 7 metros de diámetro. Los números romanos que marcan las horas miden 60 centímetros de altura y las manecillas principales tienen unas dimensiones impresionantes: la minutera mide 4,3 metros y pesa 100 kg, mientras que la horaria mide 2,7 metros y pesa 300 kg.
Aquí entre nosotros, los relojes del Big Ben son un prodigio del autoengaño victoriano. A pesar de toda la parafernalia sobre la precisión británica, los relojes originales tenían constantes problemas con la nieve, que atascaba las manecillas en invierno. La solución fue tan británica como tomar el té a las cinco: instalaron calentadores eléctricos detrás de las esferas. Es decir, que el famosísimo reloj “perfecto” necesita básicamente un secador de pelo gigante para funcionar cuando nieva. Por no mencionar que, desde su instalación, han tenido que colocar monedas viejas de penique sobre el péndulo para ajustar la velocidad cuando va demasiado rápido o lento. ¡Todo un alarde de alta tecnología victoriana!
El Complejo Mecanismo Interior
El mecanismo del reloj fue diseñado por Edmund Beckett Denison y construido por Edward John Dent. Se trata de un sistema de una precisión extraordinaria para la época, que sigue funcionando con una variación de apenas dos segundos al día.
El péndulo mide casi 4 metros y pesa 300 kg, oscilando cada dos segundos. Para que el reloj mantenga su exactitud, incluso se colocan monedas antiguas de penique sobre el péndulo para ajustar ligeramente su velocidad.
Lo que pocas veces se menciona es que el mecanismo del Big Ben es básicamente un monstruo de Frankenstein mecánico. Cuando el reloj original empezó a fallar, en lugar de reemplazarlo por completo, los ingenieros británicos fueron añadiendo piezas y parches durante décadas. Hoy en día, el mecanismo es una amalgama de piezas victorianas, eduardianas y modernas que de alguna manera funciona en armonía. Es como si el abuelo de Darth Vader siguiera vivo gracias a un respirador steampunk y prótesis de distintas épocas. Cada vez que el Big Ben da la hora, es un milagro de ingeniería improvisada que sigue desafiando a la lógica y al tiempo.
El Big Ben en la Cultura Popular
A lo largo de los años, el Big Ben se ha convertido en un ícono cultural de alcance mundial. Ha aparecido en innumerables películas, programas de televisión, fotografías y obras de arte, consolidándose como una de las imágenes más reconocibles de Londres y del Reino Unido.
Películas como “Peter Pan”, “101 Dálmatas”, “V de Vendetta” o “Sherlock Holmes” han utilizado la imagen del Big Ben como elemento fundamental para establecer su ambientación londinense. Asimismo, en la cultura popular, el Big Ben aparece frecuentemente asociado a escenas dramáticas o momentos cruciales, reforzando su estatus icónico.
¿Has notado que en casi todas las películas donde aparece Londres, el Big Ben termina siendo destruido, bombardeado o al menos seriamente dañado? Es como si Hollywood tuviera algún tipo de vendetta personal contra este pobre reloj. “Independence Day”, “V de Vendetta”, “La Guerra de los Mundos”, “G.I. Joe”… todos parecen competir por ver quién lo destruye de forma más espectacular. Es curioso cómo este símbolo de la puntualidad y la tradición británica se ha convertido en el punching bag favorito de los efectos especiales. Probablemente los franceses sonríen cada vez que ven una de estas escenas mientras susurran “La Tour Eiffel está a salvo por ahora”.
El Nombre que Confunde al Mundo
Uno de los aspectos más curiosos relacionados con el Big Ben es la confusión generalizada respecto a su nombre. Estrictamente hablando, “Big Ben” se refiere únicamente a la campana principal ubicada en el interior de la torre, no a la torre del reloj en sí misma.
Hasta 2012, la torre del reloj era conocida oficialmente como “Clock Tower” (Torre del Reloj), pero en junio de ese año fue rebautizada como “Elizabeth Tower” (Torre Isabel) en honor a la reina Isabel II, con motivo de su Jubileo de Diamante, que celebraba sus 60 años en el trono.
Es bastante irónico que el monumento más reconocible del Reino Unido tenga una crisis de identidad. Los turistas gritando “¡Mira, el Big Ben!” están técnicamente equivocados el 99% de las veces. Es como si millones de personas señalaran a la Estatua de la Libertad y dijeran “¡Mira, la Antorcha Verde!”. Y lo mejor es que después de siglos, cuando finalmente decidieron ponerle un nombre oficial a la torre, eligieron “Elizabeth Tower”, un nombre que prácticamente nadie usa. Incluso guías turísticos con décadas de experiencia siguen llamándola Big Ben. Es el equivalente arquitectónico de cuando tus padres deciden que ahora te llamarás “Percival” cuando has sido “Pedro” toda tu vida.
El Big Ben Durante la Guerra y la Paz
Durante la Segunda Guerra Mundial, las luces de los relojes del Big Ben se apagaron como parte de las medidas de oscurecimiento para dificultar los bombardeos alemanes sobre Londres. Sin embargo, las campanas continuaron sonando, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y perseverancia para los londinenses durante el Blitz.
Lo que pocos saben es que durante la Segunda Guerra Mundial, el Big Ben se convirtió en una especie de arma psicológica contra los nazis. La BBC transmitía el sonido de sus campanadas a la Europa ocupada como un recordatorio de que Londres seguía en pie. Era como un enorme “os estamos trolleando” dirigido a Hitler. Imagina estar en Berlín escuchando el inconfundible “bong” del Big Ben recordándote que tus bombas no han conseguido silenciarlo. Debe haber sido desesperante para la propaganda nazi, que constantemente afirmaba que Londres estaba a punto de caer, mientras ese maldito reloj seguía marcando las horas con la misma flemática puntualidad de siempre. El Big Ben era básicamente el meme del “Keep Calm and Carry On” pero en versión sonora.
En tiempos de paz, el Big Ben ha continuado siendo un testigo silencioso de los grandes acontecimientos nacionales. Desde coronaciones reales hasta funerales de Estado, desde celebraciones de Año Nuevo hasta conmemoraciones solemnes, las campanadas del Big Ben han marcado el ritmo de la vida nacional británica.
Restauraciones y Desafíos Modernos
A lo largo de su historia, el Big Ben ha sido sometido a varias restauraciones para mantener su esplendor. La más reciente y ambiciosa comenzó en 2017, con un presupuesto estimado de 80 millones de libras esterlinas. Durante estos trabajos, que se extendieron por varios años, el sonido de las campanas se silenció, con excepciones para ocasiones especiales como Año Nuevo o conmemoraciones.
Esta última restauración ha sido el equivalente arquitectónico de una crisis de mediana edad extremadamente cara. 80 millones de libras para básicamente darle un lifting a un reloj. Con esa cantidad de dinero podrías construir varios hospitales o escuelas, pero los británicos prefirieron gastarlo en asegurarse de que su reloj más famoso siga luciendo fotogénico para los selfies de los turistas. Y lo mejor es que mientras duró la restauración, pusieron una foto gigante del Big Ben cubriendo el andamio. Es como si alguien se pusiera una máscara de su propia cara durante una cirugía plástica. “No estoy en obra, solo me estoy tomando un descanso de ser icónico.”
Un Patrimonio para el Futuro
En 1987, el Palacio de Westminster, incluida la torre del reloj, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconociendo así su valor histórico, cultural y arquitectónico excepcional. Este reconocimiento internacional ha contribuido a los esfuerzos de conservación y restauración, garantizando que futuras generaciones puedan seguir admirando este extraordinario monumento.
El Big Ben no solo representa un logro arquitectónico y de ingeniería, sino que también encarna valores y tradiciones que han definido la identidad británica a lo largo del tiempo.
La ironía suprema es que este símbolo por excelencia de la “britanidad” fue construido en gran parte por inmigrantes y trabajadores extranjeros. Los británicos presumen de su reloj como símbolo nacional mientras ignoran convenientemente que muchas de las habilidades necesarias para crearlo vinieron de artesanos europeos. Es como presumir de hacer el mejor fish and chips mientras contratas en secreto a un chef francés. Y ahora, después del Brexit, muchos de los artesanos especializados necesarios para mantener el Big Ben en funcionamiento son precisamente el tipo de trabajadores europeos a los que el Reino Unido ha dificultado la entrada. Quizás en el futuro tengan que importar relojeros suizos con visados especiales solo para mantener funcionando este símbolo de la independencia británica. ¡Qué deliciosa paradoja!
El Legado Atemporal del Big Ben
A través de los años, el Big Ben ha trascendido su función original como un simple marcador del tiempo para convertirse en un símbolo perdurable de Londres, Gran Bretaña y sus valores. Su silueta es instantáneamente reconocible en todo el mundo, evocando imágenes de tradición, estabilidad y continuidad.
Para los británicos, el sonido de las campanadas del Big Ben representa mucho más que una señal horaria; es un recordatorio constante de su historia y patrimonio. Para los visitantes de Londres, contemplar el Big Ben y escuchar sus campanadas se ha convertido en una experiencia obligada, un momento para conectar con la esencia de la capital británica.
En un mundo en constante cambio, el Big Ben permanece como un ancla, un recordatorio de que algunas cosas pueden resistir el paso del tiempo y seguir siendo relevantes y admiradas a pesar de los siglos transcurridos.
Reflexiones Finales sobre un Ícono Atemporal
El Big Ben es mucho más que una torre de reloj; es un testimonio de la ingeniosidad humana, un símbolo de identidad nacional y un monumento que ha capturado la imaginación de generaciones en todo el mundo. Su historia, llena de desafíos superados y momentos históricos presenciados, continúa escribiéndose día a día, campanada tras campanada.
Agradecemos tu interés en descubrir estos aspectos menos conocidos de uno de los monumentos más famosos del mundo. La historia del arte y la arquitectura está llena de relatos fascinantes como este, esperando ser explorados. Te invitamos a seguir descubriendo más contenido en nuestra página principal, donde encontrarás análisis detallados de otras obras maestras del patrimonio cultural mundial.
Preguntas Frecuentes sobre el Big Ben
¿Qué es exactamente el Big Ben?
Contrario a la creencia popular, “Big Ben” es el nombre de la campana principal ubicada dentro de la torre del reloj, no de la torre en sí. La torre se llama oficialmente “Elizabeth Tower” desde 2012, aunque anteriormente se conocía como “Clock Tower”.
¿Cuándo se construyó el Big Ben?
La construcción de la torre comenzó en 1845 como parte de la reconstrucción del Palacio de Westminster tras el incendio de 1834. La campana Big Ben fue instalada en 1858 y el reloj comenzó a funcionar oficialmente en 1859.
¿Por qué se llama “Big Ben”?
Existen dos teorías principales: podría haber sido nombrado en honor a Sir Benjamin Hall, comisionado de obras durante su instalación, o en referencia al boxeador Benjamin Caunt, famoso por su tamaño y conocido como “Big Ben” en su época.
¿Cuál es la altura del Big Ben?
La Elizabeth Tower (que alberga el Big Ben) tiene 96 metros de altura. La torre contiene 334 escalones desde el nivel del suelo hasta la plataforma de la linterna, donde se encuentra el faro.
¿Cuánto pesa la campana Big Ben?
La campana principal pesa aproximadamente 13,7 toneladas. Además de esta, hay cuatro campanas más pequeñas que tocan los cuartos de hora, con pesos que oscilan entre 1 y 4 toneladas.
¿Es posible visitar el interior del Big Ben?
Las visitas al interior están restringidas. Solo los residentes del Reino Unido pueden solicitar una visita a través de su miembro del Parlamento, y aún así, los cupos son limitados. Los turistas extranjeros no pueden acceder al interior de la torre.
¿Por qué el Big Ben estuvo en silencio recientemente?
Entre 2017 y 2022, el Big Ben estuvo mayormente en silencio debido a un extenso proyecto de restauración valorado en 80 millones de libras. Durante este período, las campanas solo sonaron en ocasiones especiales como Año Nuevo y conmemoraciones nacionales.
¿Qué tan precisos son los relojes del Big Ben?
A pesar de su antigüedad, el mecanismo del reloj es extremadamente preciso, con una variación de apenas uno o dos segundos por día. Para mantener esta precisión, se colocan ocasionalmente monedas antiguas de penique sobre el péndulo para ajustar su velocidad.
¿Cuántas caras tiene el reloj del Big Ben?
El reloj tiene cuatro caras, una en cada lado de la torre. Cada esfera tiene 7 metros de diámetro, y los números romanos que marcan las horas miden 60 centímetros de altura.
¿El Big Ben ha sufrido daños importantes a lo largo de su historia?
Sí, la campana original se agrietó durante las pruebas y tuvo que ser reemplazada. La segunda campana también se agrietó poco después de su instalación en 1859, pero en lugar de reemplazarla, se giró para que el martillo golpeara en un punto diferente. Durante la Segunda Guerra Mundial, la torre sufrió daños menores por los bombardeos, pero las campanas continuaron sonando.